Estoy segura de que ahora mismo estás imaginando con total viveza cómo huelen las páginas de un libro nuevo, e incluso de uno ajado por los años. Pero, ¿qué tiene de mágico y especial este olor que todos tenemos tan interiorizado?
No quiero aburrirte hablando del sistema olfativo (que para eso ya está Wikipedia), pero quédate solo con 3 datos:
Somos capaces de recordar el 35% de lo que olemos, pero solo un 5% de lo que vemos.
Tenemos la capacidad de discernir 10.000 olores diferentes.
Es el sentido más evocativo debido a su profunda conexión con el sistema límbico, el centro de nuestras emociones y recuerdos.
Bien, una vez que tenemos esto en cuenta, podemos comprender (parcialmente) por qué nos gusta este olor, y es que nos ha acompañado desde nuestra más tierna infancia: los cuentos, los libros de texto, los libros que teníamos que leer para el colegio, la biblioteca... Por ello, cada vez que olemos un libro evocamos sensaciones positivas (a no ser que uno de aquellos libros del colegio te traumatizara).
Pero aquí no acaba todo, ¿qué contiene realmente un libro para oler así?
Sus tres componentes contribuyen: el papel, la tinta y el adhesivo.
El papel suele proceder de la pulpa de madera, aunque también puede elaborarse a partir de algodón y otras fibras. En las distintas etapas de fabricación se añaden diferentes químicos: sosa caústica (hidróxido de sodio) para incrementar el pH y tratar las fibras; peróxido de hidrógeno y otros compuestos para blanquearlas; y varios aditivos para modificar las características del papel, como los dímeros de alquil ceteno, que mejoran la resistencia al agua de las páginas. Algunos de estas sustancias contribuyen, como las contenidas en adhesivos y tintas, a la aparición de compuestos orgánicos volátiles, los verdaderos responsables del olor a nuevo. En cuanto al pegamento, genera una respuesta en nosotros similar a la gasolina o la pintura: en algunas personas activa regiones cerebrales asociadas al placer.
En el caso de los libros antiguos, la celulosa y la lignina del papel se va degradando y oxidando, generando además ese color amarillo tan característico. Estas reacciones de oxidación (llamadas hidrólisis ácidas) dan el olor a viejuno: el benzaldehído le da un toque de almendra, la vanilina un ligero aroma a vainilla, el etilbenceno y el tolueno aportan el dulzor y el 2-etilhexanol contribuye con su perfume floral. Lo mezclas todo bien y obtienes una eau de bibliothèque perfecta para cualquier evento editorial.
Otros compuestos, como el furfural, pueden utilizarse para determinar la edad, estado de degradación y composición de los libros verdaderamente antiguos.
Al margen del olor "natural" que puede tener el propio libro, hay editoriales que personalizan el olor de sus ejemplares con fragancias diseñadas exclusivamente para ellos, tan sutiles que inconscientemente asocias ese olor con su marca (estrategia que forma parte del "marketing sensorial" que está tan a la orden del día). Por otro lado, hay libros que utilizan como recurso narrativo olores que impregnan en algunas de sus páginas, como por ejemplo los libros infantiles de Gernónimo Stilton En el Reino de la Fantasía.
Este secreto del olor de los libros parece ser una de las razones por las cuales los ebooks aún no logran derrotar al libro en papel, y es que, como he comentado, este olor agradable para la mayoría está conectado profundamente con nosotros. Una lectura de un libro electrónico nos parece fría y monótona en comparación, ya que estamos perdiendo el sentido del tacto y del olfato.
Por último, hay incluso perfumes que tratan de recrear esta mezcla de sustancias que constituyen el olor a libros. Por ejemplo, Whispers in the library de Replica, que sería el perfume que se pondría Hermione Granger a todas horas.
En resumen, dos libros, como dos personas, nunca huelen igual, y además su olor cambia con el tiempo.
Una lectura que relata y hace uso de este sentido olvidado es el clásico El perfume. Para haceros una idea de cómo es la carrera de perfumista podéis leer Jitterbug Perfume de Tom Robbins.
Encontraréis más info que os puede interesar en este otro post: Ciencia en el arte
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