En este post quiero compartir con vosotros un relato en forma de carta de amor que escribà en mi época del instituto para un concurso (que no gané, pero igualmente a mà me encanta y eso es lo que cuenta). Lo escribe un chico enamorado del mar.
¡Espero que os guste!
«Al mar:
Desde que apenas podÃa andar hasta ahora he estado la mayor parte del tiempo en el agua. Siempre he encontrado en ella una amiga paciente y acogedora. Enseguida se me quedó pequeña cualquier piscina y decidà ir a la más grande y profunda de todas: el mar. Fui creciendo y me hice más fuerte, más rápido, nadaba largas distancias sin apenas inmutarme; mi lugar era el agua, pero me aburrió nadar y, entonces, buceé.
Me facilitó mucho que mis tÃos compraran un barco. Al principio iba con mi tÃo a unas pocas millas de la costa y buceaba allÃ. Sin equipo de buceo, solo el mar y yo. Y, entonces, comencé a competir. ImagÃnate bajar por una cuerda totalmente vertical hacia las profundidades del mar. Diez metros, veinte, treinta, la luz es cada vez menor y la presión martillea en tu cabeza amenazadoramente; cuarenta, cincuenta, estás cada vez más solo y si tienes que subir rápidamente no puedes porque la presión sobre ti es demasiado grande y solo estáis el mar y tú. Impresionante, ¿verdad? Pero yo por aquel entonces no lo entendÃa.
Vale, siempre he amado el mar, siempre me ha fascinado, pero yo lo que querÃa era ser su dueño, ser el mejor. QuerÃa poder decir: "soy el atleta que más profundo ha bajado." Y asà lo que hacÃa no era competir contra otros atletas, ni siquiera contra una persona: competÃa contra el mar mismo. El mar no es algo que se deje vencer o poseer, es lo más poderoso sobre la Tierra y yo, una humilde persona, pretendÃa ganarle.
Pensarás que estoy exagerando y que no es para tanto, pero te equivocas porque estaba obsesionado con ganarle al mar. Pasaba horas entrenando, me alejé de mis padres, de mi novia e incluso discutà con mi tÃo y dejamos de hablarnos. Pero entonces, un dÃa que estaba cabreado y ofuscado porque nadie me entendÃa, me sumergà a 100 metros sin estar preparado y sufrà un accidente que hubiera sido mortal si el mar no me hubiera perdonado la vida.
Mientras me recuperaba, veÃa el mar desde la ventana de mi habitación y fue ahà cuando comencé a entender a mi compañero. Lo que habÃa estado intentado decirme toda mi vida era que yo debÃa ser parte de él para ganar. Desde entonces, me he reconciliado con todos, sobre todo con mi tÃo, pero también con mi amigo el mar. Estoy batiendo importantes récords gracias a que formo parte de él y que todos me apoyan ahà arriba. Ya no compito contra el agua, sino que me muevo con ella como una molécula más.
Escribiendo esto quiero darle las gracias al mar por todo lo que me ha enseñado y ha hecho por mÃ. Ha sido mi maestro y mi mejor amigo, aun cuando yo pretendÃa ser su rival. Pasarán los años y el mar me olvidara porque otros surcarán sus aguas, pero yo formaré parte de él por siempre.»
La inspiración de este pequeño texto la saqué de:
Nos muestran lo hermoso y lo terrorÃfico del mar.